Tiempo de guardar silencio
Presiento el tiempo en que habré de guardar silencio a palabras escritas de mi mano ante la duda de dañar con error al sabio oculto en el espacio eterno que ocupo. Un Dios, un rey, una imposición de reglas de conducta... Pero nada hace tanto daño como una violación.
El agua, en su origen, es pura. Pero tras el recorrido por la tierra adquiere elementos. Y ya no es igual el agua de un pozo que el de otro. Aun siendo la misma agua en origen, se le han añadido componentes ajenos a ella. El agua, pues, también nace, crece y muere.
Como todo, el agua no es buena ni mala en sí misma. Su recorrido, sus experiencias, hacen de ella un agua tóxica, un virus, un ente inútil, o un agua fina y transparente como la que sale por el grifo de un bar. Pero no se puede odiar a una y alabar a la otra. Ella no es culpable ni inocente, porque en realidad el agua es incorruptible. Si el agua fuese humana, perdería la conciencia de ser agua y entonces, aun no siéndolo, se convertiría en agua sucia. Luego vendría el desastre, porque el agua, creyéndose sucia, difícilmente podría evitar su perdición.
Balbino
lunes, 27 de abril de 2009
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