Absurdo Comportamiento
Absurdo comportamiento. Vivir para trabajar. Trabajar para comer y pagar deudas, deudas que muchos tenemos. No es suficiente con el trabajo diario; algo falla. Ya sin frío, sin calor, sin hambre, cómodo, llega el aburrimiento.
Pensarás, quizás, entonces.
Ensimismado en la razón, te sentarás en la taza del lavabo, vigilante de tus actos, reflexionando sobre el sentido de comer. Pesa más lo que deshechas que lo que comiste. El coñac también sale tras haberse filtrado en tus venas. El trabajo paciente de la cena. Te limpias el culo con un papel, gran trabajo para tan feo fin. El jabón, el espejo, el grifo, la colonia para lavar las manos y la caca. Ponte las zapatillas y el pijama. Los ladrillos, la puerta, el bidet, la bañera, el azulejo, la escayola, la ventana... Toda la comodidad. Ahí queda otro trozo de vida.
Aún no te jubilas. Deberás seguir manteniendo un nivel digno aparente. Tus hijos deberán estudiar, hay que darles todo lo que se pueda para su bien, para que puedan cobrar su comisión de explotados.
Dios da ideas a los hombres que creen que Dios les da ideas, y negocian la comisión que les corresponde. Todo aquel que compre el artículo pagará un tanto por ciento por encima de los costes al intermediario de Dios, otro tanto al guardián que los protege, otro al juez que lo defiende, otro al que le gestiona el recibo, otro al rey, otro a su ejército, otro al cura, otro al sindicato, otro a la Asociación de Estúpidos Convencidos, otro al ayuntamiento, otro al IVA, otro al seguro de sanidad, otro al del coche, otro al de vida, otro al de muerte, otro al de resurrección, otro al de subir, otro al de bajar, otro al de la casa del traje, otro al del Señor de las Malas Ideas,... Debes estar orgulloso por pertenecer al futuro, a lo moderno, a la civilización.
Hoy en día sí que somos adelantados. Ya casi somos de plástico. Vas a una clínica y te ponen o te quitan lo que sea. Los niños en conserva, poniéndoles los aditivos correspondientes, ya nacen sabiendo un montón de fórmulas matemáticas. Se está estudiando sin descanso la forma de que no nos caigamos cuando nos quiten los sesos, porque es una lástima que por ese detalle no podamos ser totalmente felices.
Hombre de Dios, ¿cómo sabes que no llevas un chip incorporado en un huevo? ¿Acaso no estás vasectomizado? Mujer, médico, catedrático, profesor, ingeniero, ya que tú no lo has podido, que sean tus chicos para que se muera de envidia tu vecina.
¡Pero qué pobres somos poniendo la gloria tan baja! ¡Qué ignorantes somos creyendo en nuestra inferioridad, qué desgraciados entregando la vida al falso Dios! Lo que pidas se te concederá. La cuestión es saber a qué Dios se lo pides, porque los deseos no son precisamente penitencia, más bien el último modelo de tractor.
El círculo se estrecha, la prisión se acentúa, la manada se aproxima, el precipicio, los dirigentes, los profetas...
Algo tiene que morir.
Balbino