lunes, 30 de noviembre de 2009

Se quedaron dormidos los guerreros...

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Se quedaron dormidos los guerreros y los caballos se fueron, mientras el niño que nacía se cortaba su cordón umbilical y se conectaba a la máquina.

Cuando los guerreros despertaron, el camino era de piedra negra, los caballos de hojalata, las doncellas bufones del villano de mil caras y los hombres títeres de las palabras de un libro enorme. Por todas partes se oía el ronroneo de las promesas, porque todo estaba prohibido.

La muerte se olvidó de los tullidos y los enfermos, los viejos vestidos de carnaval devoraban a los jóvenes que pedían limosna, y los niños azotaban con una lengua larga y dura a los mayores, exigiéndoles más carga de piedras.

El villano no era humano porque no sangraba, escondido en formas geométricas. Tenía mil caras y mil voces. Era hombre y mujer. Los humanos oían y miraban al villano que nunca se cansaba de prometer y prohibir. El villano había prosperado sin freno en el descuido de los guerreros.

Éstos, tiraron sus espadas oxidadas y vistieron las ropas de los humanos, mezclándose entre ellos.

Muertos los guerreros, se acabó la lánguida muerte de la paz por la tortura. A partir de ahora, los ríos de dinero se secarán y el mar morirá. Después llegarán unos hombres en piragua y le prenderán fuego. Tras ellos empieza otro mundo nacido de las cenizas. Todo de nuevo estará en su sitio tras el tiempo de la máquina.



Balbino

viernes, 9 de octubre de 2009

Fragmento

Fragmento:
(del Cuadernillo 1)


Sólo las formas marcan la diferencia. Sólo las formas están a parte, unas de otras.

Creador y formas son lo mismo. El creador tiene todas las formas, adquiere todas las formas, todos los cuerpos vivos y muertos son el creador, no hay nada fuera de sí.Sólo la apariencia, o sea, la forma, hace posible el mundo de los conceptos.

Mirando la forma y sus múltiples modalidades se crea el mundo fantasioso y con ello la elección y la intención. El creador y lo creado son lo mismo, no hay otro material. El asesino y la víctima son el mismo. El mundo de la forma se encarga de que esta aberración ocurra. El suicida y el suicidado son el mismo. El mundo conceptual hace posible esta barbaridad...!



}-

una cabeza



una cabeza
(sacada del feisbuc)

digo que una línea recta es curva

- o ...

... digo que una línea recta es curva
y ya son muchos los que se van,
que dos y dos no son cuatro, más o menos,
y quedan dos:
- Tú y tú,
digo a uno.
- Tú y tú,
digo al otro.
- Uno es el otro.
- Uno de vosotros sois el otro.
Se miran y dicen: - Ese.
Salen en total, dos otros y dos unos:
cuatro.
A veces más, a veces menos.
Levanto la cabeza aliviado del peso del cálculo,
y estoy solo…



... o -

sábado, 3 de octubre de 2009

Planeta rata

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Se considera útil a aquel que de si vive. Se considera útil a aquel que, aún en conciencia, y sirviéndose de sí, sirve al inútil.

Entre el útil y el inútil hay una rata. Es útil el inútil en cuanto que el útil crea conveniente que sea útil el inútil, en conciencia.

El intermediario: la rata. Vive del uno y del otro. A uno se lo come y con el otro hace jabón. Así se lava la cara y las manos. Y así la utilidad en este mundo queda justificada.



Planeta rata.


Balbino





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Sobre las desapariciones

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Por aburrimiento, ceso,
y por no perder el tiempo, lo pierdo.
Se debe ir para allá.
Por no ir,
yendo se va viniendo.
Que sea el que va y el que viene
de uno mismo, de tantos, uno.
Hay más,
tantos que no puedo contar...



Balbino

lunes, 27 de julio de 2009

Del Individuo (2)

DEL INDIVIDUO (2)


La justificación continua del ser humano lo hace esclavo de sí mismo, siempre comprometido consigo mismo. El habla y la conducta lo hacen, lo obligan a ser coherente con su palabra y su conducta.

La libertad está en la soledad, donde no hay nada que demostrar a nadie, donde no hay compromiso ni consigo mismo ni con los demás, ya que el comportamiento de los demás rodea al ser y termina influyendo.

Alguien maneja los hilos y todos bailamos. Tarde o temprano seguiremos las exigencias de ese ser, iremos donde él quiera.

La razón es el peor enemigo del individuo. Ahora mismo somos robots pensantes. Esto es un tremendo insulto. La meta es aniquilar cualquier clase de dignidad, todos prostituidos, carentes de valor en cualquier sentido. ¿De qué sirve pensar, salvo que sea para quemarse la sangre?

Yo también quiero ser civilizado como los animales.



Balbino Carrión

martes, 21 de julio de 2009

Escritos del Calendario

ESCRITOS DEL CALENDARIO


Me esconderé del sol
y de la luna.
Viviré sin ser visto.
Lloraré mi existencia a solas
y me perdonaré el haberme hecho tanto daño,
pues nunca supe qué hacía.



Balbino Carrión

lunes, 20 de julio de 2009


Acaso...

Acaso...



Beber, beber,
apagar el fuego
el ansia,
saciar a ese demonio intransigente que me ocupa.
Beber, beber,
poner una piedra en la rueda dentada del tiempo,
dar la razón momentánea a la libertad,
subir la cornisa del precipicio,
ver lo amable engañado.
Beber, beber,
acaso llorar por la coraza ablandada
y engrosar lo seco
secando lo grueso.
Cantar lo prohibido.
Beber, beber,
beber tirando las sobras que se han colgado
de sus carnes.
Borracho,
dormir, dormir, dormir...



Balbino Carrión

lunes, 13 de julio de 2009

Sobre la Muerte

Sobre la MUERTE



Me sitúo lejos de ti y de tantos como tú.

Te doy lo que piensas, y piensas lo que yo quiero.

Tengo especialistas que trabajan en dirigir el pensamiento que yo quiero que tengas.

Conozco la consecuencia final, y es allá donde vas.

No soy culpable. Mi forma es esa, la que tú me has querido dar. Nadie engaña a nadie sin consentimiento.

Invencible, pero estúpido como el asno que va tras la zanahoria atada a la cuerda, vienes de un lugar cómodo y agradable al que yo te prometo, aunque sea mentira. Porque quieres creerlo, aunque sea mentira, mentira, mentira...



Balbino Carrión

viernes, 10 de julio de 2009

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Carrascas del Cerro de la Grana
Fotografía de Juan Carrión

Trabalenguas con mucho sentido

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TRABALENGUAS Con mucho sentido

El agua no se sabe, no se reconoce. El agua vertida en un vaso siente el vaso, la vasija que la sujeta. El vaso es algo diferente al agua. El vaso siente al agua y el agua al vaso. El vaso cree ser el agua, el agua cree ser el vaso.

Cuando el agua crea rotundamente que es el vaso no se sabrá, no se reconocerá, y entonces sentirá el agua, se encontrará con su propio ser.

Cuando el vaso crea rotundamente que es el agua, no se sabrá, no se reconocerá, y sentirá al vaso. Es así como sentirá al vaso y se encontrará a sí mismo.

El agua y el vaso estarán en su sitio. El vaso aguantará al agua y el agua llenará el vaso, igual que antes, pero con sentimiento inverso, siendo cada cual consciente de lo que es.

Siempre se siente lo contrario, no lo propio.


Piensa.



Balbino Carrión

miércoles, 8 de julio de 2009

PREGUNTA Y RESPUESTA

PREGUNTA Y RESPUESTA


Me cago en lo establecido e invito a abonar las flores como subnormal. Soy mayoría, yo hago mis leyes. Partido: el Unicejo (al completo).

Si amo u odio doy razones de existencia. Aquello que siembro cosecho.

El niño de la mano de su padre, en un paseo de diez años, casi desde que nació le contaba su visión de las cosas por si a él le pudiera ser útil.

— Para sembrar es preferible preparar el terreno si deseas recoger algo interesado. No se puede desperdiciar la semilla, el tiempo, las esperanzas, las ilusiones. Si prefieres no actuar, si tus intereses son nulos, no sembrarás nada e intentarás vivir de la caridad del terreno, y te conformarás con aquello que vaya a tu mano. Si optas por sembrar, crearás un conflicto, porque puede que no recibas lo que siembres, sino lo contrario; puede que recibas en demasía y te sobrepase la responsabilidad acudiendo al desprecio, puede que en tu empeño de preparar el terreno quites valores superiores a tu imposición. Si optas por la sumisión en lo establecido y no actúas no intercedes, el terreno se ocupará de ti y te dará lo que corresponda a tu lugar. En su lugar nunca exigirás, y serás agradecido con tu parte. Tú serás la buena o mala cosecha de los intencionados sembradores, porque te acercarás a quien más te dé en calidad a tu gusto.

Un mosquito que revoloteaba por alrededor de ellos se decidió y se dispuso a coger lo que consideraba suyo. El manotazo del niño dijo que no. El niño se limpió la mano y siguió hablando al padre, ese padre imaginario.

— Hace treinta años que tengo diez. Antes de nacer he abierto las puertas a la muerte cada noche y no me ha querido. Parece que aún no reúno el conocimiento suficiente para el desprecio total de este nivel o mundo humano. Considero una inutilidad la existencia. Si hay un error, es justo al menos que se sepa, y no estar dando palos de ciego justificando o haciendo justo el odio, un odio que recae en la ignorancia del inocente, dando a entender que el ser humano es una máquina de reciclaje del odio.

<< Nada ni nadie tiene derecho a juzgarme salvo yo mismo, y hay algo que me usa. No tengo acceso mas que a la nada. De acuerdo. Si es ese mi acceso, quiero ser nada para no poder verlo, ni sentirlo, ni olerlo. No quiero compensaciones ridículas de gloria para que luego la nada se haga más y más grande. Este es un juego infantil y cruel, digno de un dios odioso y odiado. Puede que a alguien, algún espíritu tal vez, no le interese el juego, ya que más que juego parece una farsa.

<< Voy a ser culpable de que este mundo se haya adueñado de mí por el hecho de que un cuerpo necesita un siervo, un esclavo que sufra su desgarro continuo en una lucha entre dos términos. Desprecio profundamente ambas partes en conflicto. Deseo que cada parte vaya a su fin glorioso deseado y encuentre la nada, la paz. No quiero más. Presiento lo peor, y no lo quiero. No perdonaré algún posible intermediario en mi causa. Todo lo que intento describir se me vuelve automáticamente en contra. Soy un imbécil entre dos mitades de titán contrapuestas. Qué controversia tan extrema. Es increíble que sobreviva, pero aquí sigo, disputando y disputado sin desearlo. Que cada uno recoja lo suyo y cese ya esta estúpida lucha. Ya tengo más que suficiente. Sea cual sea la medida, mi voluntad es la inexistencia tal y como la conozco, tal y como la sufro.

<< Los que me circundan han cogido lo que no les pertenece. No importa; tarde o temprano lo perderán. Igual que yo no alargaré la vida de nadie más creándole la necesidad de servirme, quiero que eso mismo hagan conmigo. Igual que no quiero crear más falsas ilusiones en nadie, quiero que eso mismo me pase para que no se sientan y no me sienta engañado por mí ni por ellos. Lo que esperan y espero son falsas ilusiones. Es mejor cortar el sentimiento que se está creando. La petición está hecha.


Balbino

lunes, 6 de julio de 2009

Sobre el tiempo sin publicar

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Cada cinco minutos me pierdo.
Cada cien años me encuentro...


Balbino

viernes, 15 de mayo de 2009

Del Amor (3)

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Del Amor (3)


Pasé de largo y no supe distinguir ese momento.
Hubo de estar en mi vida, estoy seguro.
Quizá fue una palabra
o un gesto.
Pudo ser una brisa,
o tal vez fue todo.
Pero yo no lo vi.

He dejado la vida
en lugares repetidos,
y me llevo el recuerdo
de algo
que ya no me pertenece.

Me engañaron:
cambié la vida
por un recuerdo,
un niño por un viejo,
la luz por la oscuridad.

Sé que en un momento
me visitó Dios
y no lo vi.
Lo siento,
pero no puedo perdonarme.

Un lugar,
un color,
la gota de lluvia en tu cara de niña,
tú,
una lágrima.
¿Es tarde?


Balbino

lunes, 11 de mayo de 2009

Niebla en el Cerro de la Grana


Niebla en el Cerro de la Grana

Sólo

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Pan, cebolla
y unas florecillas en el camino
para saber dónde no pisar.
Dar la vuelta al zurrón de los deseos,
¡Que caigan y se pierdan,
que cada deseo tiene su precio!
El espectáculo está listo.
Miles de actores comienzan a trabajar
cuando se enciende el gran foco.
Sólo me cuesta mirar, sentir, oír...
Sólo me cuesta respirar...


Balbino

jueves, 7 de mayo de 2009

Un empacho

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Un empacho



Te aconsejo no te des un empacho. Lo que ahora lees ha venido despacio, socavando rincones del alma, un alma inquisidora con su mal, preguntando con su ansia si vivir es para pagar al hombre que con ella va.

Partes del mundo, instantes robados a la existencia de un enemigo que hay que terminar amando por ser uno mismo con él.

Te ha llevado ese hombre por libros, libros y libros, pensamientos ajenos que te dijeron dónde estabas. Pero el hombre tiene pánico, y se excusa buscando un Dios difícil para hacerse protagonista con él de una gloria referenciada por los estúpidos, los halagadores.

Nuestro pecado siempre es el egocentrismo, la diferencia, la elección entre cinco mil millones de Diosecillos en pugna, teniendo plena conciencia inconsciente de que somos Dios. Nos rebajamos a adorar, tú más que yo, porque queremos aquello que nos complete.

Siempre somos nosotros, no te engañes. Cuando odias, cuando amas, cuando deseas, cuando desprecias, cuando eliges, eres siempre tú. Nada ni nadie interviene: estás haciendo tu reino.




Balbino



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lunes, 4 de mayo de 2009

Del Imbécil (3)

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No he de querer a los humanos,
no he de amar al prójimo,
no pondré la otra mejilla
y enseñaré los dientes.
Así nadie me querrá.
Que se encarguen ellos de quererme
y no me pongan esa cara de mal perro
Sólo por el hecho de no quererlos yo...
Huelo a carne quemada.
Les gusta el dulzor de la hipocresía.
Y mientras el de al lado, el paralelo, el camuflado,
pide cuentas,
el bueno paga al psiquiatra
la cura de sus recaídas y arrebatos.
Cuesta dinero, y con ello, trabajo y sacrificio,
mantener al imbécil de acuerdo con los cánones,
porque es de todo natural
que al paralelo se le inflen los colgantes
de llevar arrastras tanto tiempo al imbécil.


Balbino

jueves, 30 de abril de 2009

Juan

Juan





El niño fue creciendo. Lo bautizaron, porque nació en ese lugar donde predominaba el culto, a los tres meses. Lo llamaron Juan. Nació en la calle, el pueblo, la capital, la nación, el planeta donde los nativos nombraron Tierra. A Juan se le enseñó la convivencia de acuerdo con las ideas del tiempo en que vivía. Juan se hizo mayor, se casó y tuvo hijos. Seguía la normalidad establecida para la subsistencia. Hasta que un día a Juan se le ocurrió pensar, y cuando pensó nació la pregunta. ¿Cuál es el sentido?

Se dio cuenta de que lo que él era le había llegado por la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto. Él sentía el cuerpo, luego él era otra cosa que del cuerpo, porque si el cuerpo y él fueran del mismo material no podría sentirlo. Él era, pues, algo diferente, porque en él se grababan los choques que el cuerpo tenía con el exterior. Incluso él sentía la descomposición del cuerpo como propio pero diferente.

Supo por la lógica de su pensamiento humano que Juan, hijo de Fulano y Fulana, de tal edad, casado con Mengana y con los hijos Tal, Tal y Tal, era un hombre que creía ser pero que en realidad le había venido de fuera. Era un hombre del planeta tierra. Todo lo recopiló, todas las experiencias habían hecho este hombre. Así supo que estaba programado, que, como un ordenador virgen, el mundo le entró programándole un hombre que se llamaba Juan. Pero él, él realmente no era ese hombre. Él era, antes de todo, el ordenador, la Virginidad, la Virginidad cuyo único deseo fue entrar en aquel cuerpecito de bebé humano.

Sin embargo lo que ocurrió realmente es que el hombre Juan, en su desesperación por la búsqueda de Dios, Juan, el artificial con su montón de dudas y confusiones, con su ansia de paz, encontró a Dios.

La virginidad se hace hombre, y cuando lo consigue, se añora, teniendo sin remedio que prescindir del hombre, porque el hombre oculta, tapa con su ser, con la creencia de su ser, a la Virginidad.

Realmente, Juan, su ser, es Nada, algo incomprensible para el pensamiento humano, la cara de la moneda que da a esta parte. La otra, la invisible, es inimaginable. Las dos caras hacen posible en Ser de la moneda. El hombre Juan ya no puede dejar de serlo, pues está impreso en la moneda.


Balbino

Caseta del Cerro de la Grana


Caseta del Cerro de la Grana, Fuentealbilla
donde Balbino Carrión pasaba sus días en el majuelo
y pensó muchos de sus textos


(Fotografía de Juan Carrión)

lunes, 27 de abril de 2009

Tiempo de guardar silencio

Tiempo de guardar silencio


Presiento el tiempo en que habré de guardar silencio a palabras escritas de mi mano ante la duda de dañar con error al sabio oculto en el espacio eterno que ocupo. Un Dios, un rey, una imposición de reglas de conducta... Pero nada hace tanto daño como una violación.

El agua, en su origen, es pura. Pero tras el recorrido por la tierra adquiere elementos. Y ya no es igual el agua de un pozo que el de otro. Aun siendo la misma agua en origen, se le han añadido componentes ajenos a ella. El agua, pues, también nace, crece y muere.

Como todo, el agua no es buena ni mala en sí misma. Su recorrido, sus experiencias, hacen de ella un agua tóxica, un virus, un ente inútil, o un agua fina y transparente como la que sale por el grifo de un bar. Pero no se puede odiar a una y alabar a la otra. Ella no es culpable ni inocente, porque en realidad el agua es incorruptible. Si el agua fuese humana, perdería la conciencia de ser agua y entonces, aun no siéndolo, se convertiría en agua sucia. Luego vendría el desastre, porque el agua, creyéndose sucia, difícilmente podría evitar su perdición.

Balbino

Escultura de Balbino Carrión (Fuentealbilla)

jueves, 5 de marzo de 2009

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No hay mal que cien años dure,
Ni bien que dure más de diez minutos.






Balbino

de la Sabiduría

— Recordad, hijos míos, que antes de Yanquilandia este país se llamaba Castilla. O no... ¿Cómo era?
— Mamá, ¿de qué leches éramos nosotros?
— ¿Y qué más da?
— Entonces, ¿siempre fue Yanquilandia o no?
— No, hijo, no. En tiempos de un tal Francisco fuimos Jodidoslandia. De ahí... De ahí ya no me acuerdo a dónde pasamos.



Balbino

jueves, 26 de febrero de 2009

a un hilo de luz

a un hilo de luz


Ha de juntarse
el momento
el ánimo
y la frase.
He de encender
la luz
de tu mente
para que me enseñes
a ver.
He de provocarte
la búsqueda
con mis empujones
tercos, insistentes.
He de citar
tu curiosidad
para mirar a ese lado
donde yo no veo.
He de ayudarme
arrancando
la mata de raíz
de mi ignorancia.
He andado ciego
por la senda
que te señalo
y te muestro.
Te daré
el látigo
que aplaque
mi soberbia.
Dedico
a un hilo
de luz
todo mi tiempo.


Balbino

jueves, 19 de febrero de 2009

Absurdo Comportamiento

Absurdo Comportamiento

Absurdo comportamiento. Vivir para trabajar. Trabajar para comer y pagar deudas, deudas que muchos tenemos. No es suficiente con el trabajo diario; algo falla. Ya sin frío, sin calor, sin hambre, cómodo, llega el aburrimiento.

Pensarás, quizás, entonces.

Ensimismado en la razón, te sentarás en la taza del lavabo, vigilante de tus actos, reflexionando sobre el sentido de comer. Pesa más lo que deshechas que lo que comiste. El coñac también sale tras haberse filtrado en tus venas. El trabajo paciente de la cena. Te limpias el culo con un papel, gran trabajo para tan feo fin. El jabón, el espejo, el grifo, la colonia para lavar las manos y la caca. Ponte las zapatillas y el pijama. Los ladrillos, la puerta, el bidet, la bañera, el azulejo, la escayola, la ventana... Toda la comodidad. Ahí queda otro trozo de vida.

Aún no te jubilas. Deberás seguir manteniendo un nivel digno aparente. Tus hijos deberán estudiar, hay que darles todo lo que se pueda para su bien, para que puedan cobrar su comisión de explotados.

Dios da ideas a los hombres que creen que Dios les da ideas, y negocian la comisión que les corresponde. Todo aquel que compre el artículo pagará un tanto por ciento por encima de los costes al intermediario de Dios, otro tanto al guardián que los protege, otro al juez que lo defiende, otro al que le gestiona el recibo, otro al rey, otro a su ejército, otro al cura, otro al sindicato, otro a la Asociación de Estúpidos Convencidos, otro al ayuntamiento, otro al IVA, otro al seguro de sanidad, otro al del coche, otro al de vida, otro al de muerte, otro al de resurrección, otro al de subir, otro al de bajar, otro al de la casa del traje, otro al del Señor de las Malas Ideas,... Debes estar orgulloso por pertenecer al futuro, a lo moderno, a la civilización.

Hoy en día sí que somos adelantados. Ya casi somos de plástico. Vas a una clínica y te ponen o te quitan lo que sea. Los niños en conserva, poniéndoles los aditivos correspondientes, ya nacen sabiendo un montón de fórmulas matemáticas. Se está estudiando sin descanso la forma de que no nos caigamos cuando nos quiten los sesos, porque es una lástima que por ese detalle no podamos ser totalmente felices.

Hombre de Dios, ¿cómo sabes que no llevas un chip incorporado en un huevo? ¿Acaso no estás vasectomizado? Mujer, médico, catedrático, profesor, ingeniero, ya que tú no lo has podido, que sean tus chicos para que se muera de envidia tu vecina.

¡Pero qué pobres somos poniendo la gloria tan baja! ¡Qué ignorantes somos creyendo en nuestra inferioridad, qué desgraciados entregando la vida al falso Dios! Lo que pidas se te concederá. La cuestión es saber a qué Dios se lo pides, porque los deseos no son precisamente penitencia, más bien el último modelo de tractor.

El círculo se estrecha, la prisión se acentúa, la manada se aproxima, el precipicio, los dirigentes, los profetas...

Algo tiene que morir.


Balbino

lunes, 2 de febrero de 2009

del ir y venir

del ir y venir


— ¿De dónde vienes
y te llamas alegría?
— De la burla,
de lo serio,
de lo seco,
del revés de lo discreto,
del final del sufrimiento.
— ¿Por qué te vas
y triste queda tu asiento?
— En la riña,
a veces gano,
a veces pierdo.
Cuando el momento se vaya,
nadie lo entenderá.
Ni yo,
que estuve dentro...



Balbino

de la Creación

de la Creación



De la desavenencia partieron el aire, el agua, el fuego y la tierra. Los cuatro, en los juegos inseparables, crearon seres llamándoles tiempo al juego, y átomos a los seres, y conciencia a las normas del juego.

De lo que pueda existir por un tiempo en el juego, una conciencia nacerá de un soplo de viento, se quemará en un rayo del fuego, se aliviará en una gota de agua, y morirá sumido en la tierra. La conciencia, pura y eterna, incorruptible, no sabe del bien ni del mal, pero sabe de lo que es y de lo que no es. Aunque siendo, no sabe que es. Lo que nace de lo que es y vive con sus congéneres engañados, no habiendo perdido su ser: es el único que conoce el engaño.

Yo sé y no sé qué soy, y vivo engañado.


Balbino

de Dios

de Diós


Pudiendo escoger entre cualquiera (en la historia los hay) para el fin del poder, escogieron al hombre de la cruz. Hombres de luto, hombres con plumaje de cuervo, estudiantes de la mente, dueños de la palabra, negociantes de Dios. Son mensajeros de pobreza, y predican lo que no son. De lo pedigüeño han hecho profesión. ¡Que no falte el pan y el vino! Son cuerpo como nuestro cuerpo, son sangre como nuestra sangre...

— Soy uno solo —dijo—. Acompaño al universo en su triste soledad. Donde lo justo esté, habrá silencio cuando llegue. Me recibirá uno como yo, cogeré la muerte de sus manos, y, ya muerto, viviré siendo ya como el universo, acompañando al que Fue. Era tal como yo, tan orgulloso como humilde, tan sabio como inútil, tan rico como pobre, tan egoísta como invisible, tan indispensable como uno. No le daré la gloria. No se la regalaré. No valdría, no sería tal si no hubiera de ganársela. He ahí la libertad, preso entre millones de personas. Consentidos, añorados, se les dará todo, y todo será poco. Le dará la sensación de hacer un trabajo vacío, pero no debe prestar atención a tal sensación, ya que de ese modo encontrará amor, y dará más amor cuanto más vacío encuentre su trabajo. Es justo que, si no quiere robar, tenga que trabajar para los que nacen, teniendo mucho tacto para no entrar a ser cómplice, ya que todo el mundo se gastará la vida honradamente. Conocerá la grandeza del universo en una mente escueta, programada, y cuando haya perdido todo, se le otorgará esa gloria en la vejez, en la soledad de su mal humor, el vacío por meta. Y, sin embargo, sonríe porque nunca creyó que la vida era eso. Pensó que la vida estaba escondida entre los malos momentos, y supo encontrar la felicidad entre ellos. Deja que El Que Escribe piense que es un desgraciado para que también tenga su gloria, aunque crea que sea demasiado tarde...

Balbino

viernes, 30 de enero de 2009

de un Fin del Mundo



— Idiotas —dijo comentando la noticia del periódico—. Otra secta que ha puesto fecha al fin del mundo y se ha suicidado.
El soldado, en ese día de guerra, dijo muerto de miedo:
— Cualquier día es bueno para morir.
Ese mismo día dijo Jesús:
— Moriré de tal y cual forma.
Bajó el periódico y aún dijo:
— ¡Estúpidos! ¡El mundo sigue!
Y le dio un infarto.
Una nave salía del planeta, y ya lejos vio cómo éste explosionaba.
Alguien dijo:
— ¿A que va a ser este el fin del mundo y esto es el arca de Noé?
El perro y el gato se miraron y recordaron que el presidente tenía hecha la basectomía, y ellos no eran en absoluto buenos receptores de la inseminación humana.
El fin del mundo era cuestión de rezar. Sólo quedaba uno, y ya era viejo. Pero no se fiaban. La figura humana con el pegamento en la mano les daba escalofríos... (no sé si continuara...)

Aforismo

La unidad
es el componente
de dos mitades
contrapuestas.


domingo, 25 de enero de 2009

cuando me falten

Van a ser tus manos
las que quiera
cuando me falten.
Van a ser tus piernas
las que quiera
cuando me falten.
Van a ser tus ojos
los que quiera
cuando me falten.
Y van a ser tus besos
los que quiera
cuando me falten...


Balbino

del Amor (2)

Habría traído
una florecilla, un nido.

Habría traído
un poema que me contó el almendro.

Habría traído
los colores del día que el sol se llevó.

Habría traído
una lagartija

Habría traído
una piedra verde,
el saludo del cuervo,
la alegría de la alondra.

Pero no había nadie en la casa.


Balbino

de la Existencia

Solo.
Lento.
Como tocando
hacia ningún espacio.
Atento
como el cazador.
Tranquilo,
sereno
como el abrir de una flor.
Lejos
de noche
a oscuras
esperando
esperando
esperando
casi
sin respirar
mirando abiertamente
buscando todo,
lejos
mirando
sin observar
cuándo llegará.
Otro día
otro día
otro día
otro día
copiarás toda tu vida
otro día
otro día.
Un niño malo
hace muchos días malos.
Un día bueno
es un buen día.
Luego
otro día
otro día
otro día
con sus buenas noches.
Yo, que he sido capaz
y he reescrito la peste humana
desde mi arrogante sabiduría.
Yo, que he puesto en papel escritura
de las miserias que veo.
Ha chocado en mí
la pobreza de espíritu.
Ese ladrón
aquel mentiroso
este cerdo verdugo
un ser vacío,
conejillos de indias
hombres programados.
He escrito huyendo de mí,
escupiendo por la punta del bolígrafo,
estampándome en el papel.
Pobre imbécil.
Círculo de loca razón.
Cebo de la propia trampa.
No soy mejor que nadie,
y nadie es mejor que yo
porque no
quiero existir.
Nada más.
Algún día habré muerto.
Mientras tanto,
espérame.


Balbino

Petición de Eutanasia a la posible divinidad propia

PETICIÓN DE EUTANASIA A LA POSIBLE DIVINIDAD PROPIA

No usaré mi voluntad para agredirme. No sé las consecuencias de un acto guiado por la inaccesibilidad del conocimiento total. Sólo reconozco la absurda estupidez de vivir, y es un agobio cotidiano.

Cometemos errores, los pagamos y aprendemos. Es así la sublime escuela de la Vida. Nunca faltan errores por cometer. El actuar es una combinación de errores del cosmos. No acarrea más consecuencia que el error.

Lo gracioso es que el grandísimo hijo de la gran puta del cosmos se agencia el derecho de ser el receptor de las gracias o gratitudes ante el ejemplar curso de convivencia con la unidad. ¿Qué se hizo de aquello del ojo por ojo y diente por capullo? ¿No será que el cosmos está buscando su perdición? Esta dimensión crea estas formas de pensar. ¡Qué miseria, Dios tuyo!

Santos, vírgenes, ángeles, Cristo y su padre, ideales patrióticos, moral políticamente correcta, consejos de padre, de madre, de abuelos, de hermanos, de amigos. Y la tierra, el trabajo, el campo, mis manos, mis resultados.

Al final, mi querida soledad, libertad. No hay nada. No tengo nada.

La entidad, mi nombre, mi edad, mi calle, mi casa, mi cuerpo. Lo que creo más mío es mentira, la primera y gran mentira. Mi cuerpo, que me hace saber, no es mío, sé por él que nada es mío. Por él siento el viento, la lluvia, el frío, el calor, el beso. Todo lo memorizo, lo grabo. Pero no es mío; lo que creo poseer es mentira. No poseo nada. El viento es del viento. La lluvia es de la lluvia. El beso es del beso. Lo siento. Sé que están, y el cuerpo me dice cómo es para mí. Los filtros, la química, los sensores vibrando en el cerebro.

He aprendido a conducir mi cuerpo devolviendo estímulos, haciéndome creer que estoy en alguna parte. He intentado en mi pobre posibilidad guiar el cuerpo hacia la recolección de estímulos agradables para sentirme vivo, recibiendo señales ajenas que me han dicho que Estoy. Y he creído Ser en ese lugar ajeno, me he creído Ser en el cuerpo, he creído poseer más allá aún. Y en mi sueño he creído que eran míos los padres, los hijos, los hermanos, la mujer. Y he usado la violencia para conservar lo que he creído mío. Me he dado por entero a lo que he creído, y he creado un ser que se desmorona, y siento cada desgarro de mí.

He cogido todo lo agradable, he luchado por los espejismos, he soportado el dolor y la humillación de rebajar mi ser por mí mismo creado sólo por conseguir una visión, un deseo, una apariencia. He luchado por los deseos ajenos para no perder a esa gente amada, querida, tenida como propia.
Me duele el cuerpo, todas sus roturas, sus inconvenientes, su lucha para mantenerse, sus vicios, sus necesidades adquiridas como propias, y es así que no tengo acceso a él, porque mis prioridades son otras y no lo respeto, usándolo como un esclavo para conseguir más posesiones. Y cuando, cansado y frustrado, recurro a la memoria de un hecho agradable, creo un “a parte”, un oasis particular, un refugio que me llama ante cualquier adversidad. Ese es mi acto de rebeldía, pudiendo incluso hacerlo perenne y caer en el vicio de recurrencia en un acto que, contrariamente a lo que pienso, me esclaviza y me debilita contagiando al cuerpo en un estado tangible de debilidad llamado al desastre.

He buscado las razones del bien y del mal, y mi petición se hizo continua. He usado las herramientas que el mundo humano ha dispuesto para comunicarse rechazando cualquier dogma que me limitara. A solas, con la callada tierra, he sido testigo de un contraste que me decía de la falsedad de mis raíces, de mis creencias asimiladas por imposición engañosa, y he admirado la armonía tan sabia de la naturaleza dirigida al bien común, al hecho duradero.
Ha sido en el campo donde he experimentado el llanto de felicidad, el sentimiento que posiblemente más se ha acercado a mi esencia. Han sido las experiencias como aquella las que me han dicho que ése era el camino. Es así que ando en un mar de angustias, entre dos caminos: uno que desprecio y no sé dejar, y otro que deseo pero que el estado actual me prohíbe.

Vivo engañado. Quiero dejar, despreciar, cambiar por otra forma y seguir, acaso ahora sin nada, alimentando en cuerpo con lo que el campo me dé. Y seguir mi angustia, pues ya no me quedaría nada a lo que amarrarme, en lo que creer. Ya no hay nada ajeno, yo ya no soy yo.

No hay Dios. No como creía.


Balbino

viernes, 23 de enero de 2009

del Amor

- ¿Por qué nadie lo quiere?
- Porque es un borracho.
- ¿Y por qué es un borracho?
- Posiblemente... porque nadie lo quiere.



Balbino

La Anécdota de la Patata

La Anécdota de la Patata.


Con aquel vino perfumado que siempre me alargaba la cata, llenándome el tapón de chapa de la botella, el capitán de los comandos alemanes siempre terminaba bailando una especie de danza rusa con los pocos pelos que cubrían su enorme calva desordenados por el ímpetu de los saltos.

Éramos un equipo en la corta cadena de trabajo. Él y yo nos ocupábamos. Él llenaba los moldes de goma con una aleación de zinc y estaño líquido por la temperatura de la caldera. Después me entregaba el molde lleno de figuritas y yo los abría y separaba del tronco ramificado, clasificándolas en cajones.

Dos niños emigrados, él cuarenta años antes que yo, los dos con catorce años, él desde Rumania, yo desde España. Le pasó por encima la segunda guerra grande, incorporándolo a su crueldad, y llegó a capitán.

Aquel hombre corpulento era mi amigo, y así, con esta hermosa palabra, nos dirigíamos el uno al otro.

La danza de mi amigo capitán se acababa con la botella en las horas extraordinarias del sábado por la mañana, y siempre perdía la lucha, porque el recuerdo era más fuerte que el vino. Había matado, y lloraba por su imposible perdón. Fue especialista en bombas, en minas, en artefactos explosivos. Pero él siempre recordaba la misma escena que reproducía entre tremendos sollozos golpeando con rabia la mesa de trabajo con su enorme puño.

Él tendría cerca de los sesenta años, yo los dieciséis. Me protegía como si fuese su hijo, y yo me encariñé con él. Nos apañábamos para entendernos, incluso teníamos conversaciones entremezclando la mímica con palabras alemanas, españolas y rumanas.

Lo invité a conocer a mis padres y él accedió gustoso. Comimos, pero en la sobremesa los fantasmas le exigieron de nuevo el recuerdo: no debía estar contento. Era de aquellas razas a extinguir por el loco del pasado, y de nuevo no aguantó su aflicción, y entre llantos y sollozos explicaba cómo los niños inocentes cogían los bolígrafos o juguetes explosivos que sus hombres tiraban ex–profeso al medio de la calle, en aparente pérdida.

Me invitó a pasar un fin de semana con su familia y conocer a sus hijos y mujer. Tenía dos pequeñas gemelas rubitas preciosas adoptadas, un hijo varón de un anterior matrimonio, y otro del actual.

El domingo por la mañana fuimos él y yo al huerto donde tenía patatas. Él comenzó a descubrirlas mientras yo las cogía y las echaba al saco. Le pedí el relevo, pues su trabajo era más pesado y, bromeando, le advertí que yo lo haría mejor que él. Accedió y cambiamos la faena.

Buscando el perdón de los fantasmas, interpuso la cabeza entre la trayectoria de la azada y la mata buscando el accidente tras una patata medio enterrada.

No tuvo suerte.




Balbino

miércoles, 21 de enero de 2009

de Ser Gilipollas

- ¿Y cómo sabes que no eres gilipollas?
- Pues ahora no me junto.
- ¿Con quién?
- Con la gente.
- Ah…
- No me junto….
- Ah…
- Ese Ah tendría que ser AAAAAHAHHAAHAAHHHH!
- Pues a lo mejor eres gilipollas y no lo sabes.
- No, porque los oigo.
- ¿A quienes?
- A los gilipollas.
- ¿Cómo puedes oírlos si no te juntas?
- Porque los gilipollas han inventado la radio.
- Ah…


Balbino

martes, 20 de enero de 2009

de mis Principios

Si ya no escribo para nadie, ¿quién compartirá conmigo el hallazgo de una vivencia? No, no escribo para mí, sino para mi gloria. Que sea bueno para que nadie lo lea.

Si ya no escribo para nadie, ¿ya tengo mi pequeña gloria? La opinión de alguien que lea hace ponerme en sus manos. No escribo para mí, por eso no quiero la gloria.

No me ganaré la vida con la vanidad o el desprecio. Es, sin embargo, necesario que escriba para alguien, para saber que yo también existo.

No discutiré con oídos sordos. Por eso no escribo ya para nadie. Tampoco para mí, ni para la ausencia de mi gloria.


Balbino

lunes, 19 de enero de 2009

acenarconcristo.blogspot.com : de "el Imbécil"



BALBINOMANCHUELA.blogspot.com se muere.
A partir de ahora, esto será ACENARCONCRISTO.blogspot.com
de "el Imbécil"

El que va a la cárcel aprende a poner a su servicio al imbécil, no al revés, como los imbéciles, como los reprimidos, como los legales, como los gubernamentales hacemos. Los políticos y toda esa gama mueven a su imbécil propio de mil maravillas y se lo pasan en grande.

Hay incluso un libro hecho para imbéciles: Conciencia Castradora, hecho por idiotas.

Dios da libertad absoluta, pero la ignorancia no es eximente de culpa. No es perdonable todo. Por ejemplo, la manipulación para anular la libertad de los demás, o sea, la imbecilización colectiva provocada.

Di lo que te dé la gana, pero no impongas a la fuerza nada. Ese es el eterno problema, qué hacer con quien te obliga a la fuerza a ir en contra de tu voluntad. El acto reflejo es la rebeldía, la desobediencia. Acto seguido, a ese reflejo se le aplican los castigos. Repelente seguido es el odio y la venganza, ya con recelos y desconfianza para el futuro.

El represor es odiado como no puede imaginarse, y cuando llega el inevitable desenlace y el represor muere en el enfrentamiento, la criatura que forjó su autoridad con la fuerza se convierte en un monstruo lleno de mal y odio que no podrá aplacar ni con su propia vida.

Es sana por eso la rebeldía, temprana o no. Es un aviso del acto reflejo natural, es la defensa de la vida propia.

Aquel que ejerza cualquier forma de autoridad está rotundamente equivocado. Las cosas se hacen por simpatía, por aprecio, por empatía, por admiración, pero nunca por huevos. ¿Que se hace por narices? Pues bueno, el allanamiento de personalidad puede pagarse con el pellejo. Qué puta manía el querer meter a los demás en el mundo que uno ve con cualquier clase de fuerza.

La diversidad es infinita e indomable, es la lucha por la supervivencia. Has de llevar un hombre o una mujer, un niño o una niña, de este mundo a otro, y no puede ser una copia: has de hacerlo tú, como tú quieras. En realidad, todos estamos solos. Y quien se aburra es normal y sano. Hay que aburrirse con avaricia. De ahí se muere y se nace. Son transiciones desagradables porque nos cuesta cambiar. Nuestra esencia es permanente como su voluntad, y sufrimos al límite de morir físicamente, acusando más estos cambios porque se nos obliga a elevar el ritmo natural y nos encontramos con el agobio de los acontecimientos que nos sobrepasan aún queriendo apearse. Y sentimos que no valemos, que no servimos, que no podemos.

A cenar con Cristo!
Balbino