viernes, 30 de enero de 2009

de un Fin del Mundo



— Idiotas —dijo comentando la noticia del periódico—. Otra secta que ha puesto fecha al fin del mundo y se ha suicidado.
El soldado, en ese día de guerra, dijo muerto de miedo:
— Cualquier día es bueno para morir.
Ese mismo día dijo Jesús:
— Moriré de tal y cual forma.
Bajó el periódico y aún dijo:
— ¡Estúpidos! ¡El mundo sigue!
Y le dio un infarto.
Una nave salía del planeta, y ya lejos vio cómo éste explosionaba.
Alguien dijo:
— ¿A que va a ser este el fin del mundo y esto es el arca de Noé?
El perro y el gato se miraron y recordaron que el presidente tenía hecha la basectomía, y ellos no eran en absoluto buenos receptores de la inseminación humana.
El fin del mundo era cuestión de rezar. Sólo quedaba uno, y ya era viejo. Pero no se fiaban. La figura humana con el pegamento en la mano les daba escalofríos... (no sé si continuara...)

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